
LOS PRINCIPIOS DEL REIKI
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Sólo por hoy… no te preocupes.
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Sólo por hoy… no te enojes.
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Sólo por hoy… honra a tus padres, a tus maestros y a tus mayores.
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Sólo por hoy… sé agradecido.
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Sólo por hoy… gánate el pan honradamente.
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Sólo por hoy...
Existen muchas expresiones populares acerca del tiempo. Pero, ¿quién realmente sabe qué es el Tiempo? No lo puedes ver, tocar, saborear o sentir. Pero puedes sentir que está pasando. A veces el Tiempo es lento, a veces es rápido. Pero sea lo que sea, nosotros sabemos que hay algo que ocurre ahí. El movimiento del sol, la luna y las estrellas tienen que ver con lo que llamamos Tiempo Natural. Tiempo Natural es el tiempo de la naturaleza, el sistema solar, la galaxia, el universo, el cosmos mismo. ¿Existen patrones cósmicos de tiempo? Y si es así ¿Cómo podríamos conocerlos? Si has pasado tiempo al aire libre, en la naturaleza, ¿Has notado cómo están gobernadas las aves o los animales por el día y la noche, por el amanecer y el atardecer, al igual que los cambios de las estaciones? Y tu cuerpo, ¿lo consideras parte de la naturaleza, como lo es un ave o un animal? Sin tomarse mucho tiempo para pensar en esto, parece obvio que existe una diferencia entre el tiempo de la ciudad y el tiempo de la naturaleza. ¿Cuál es esa diferencia? ¿Es posible que exista un tiempo artificial y un tiempo natural? Si tú eres un habitante de la ciudad, tu tiempo no es gobernado por el sol, la luna o las estrellas. Es gobernado por un calendario y por un reloj. Mientras sepas qué día de la semana es, y qué hora es, realmente no necesitas saber cuándo es el ocaso, o cuándo es el amanecer, o en qué fase de la luna nos encontramos.
Absolutamente toda la civilización moderna depende del reloj, donde los días se cuentan con el calendario de doce meses que está en la pared. O en tu agenda diaria, o cronograma diario. Estamos obsesionados con el tiempo del reloj ¿Por qué? ¿En qué se diferencia el tiempo del reloj con el tiempo natural? Pareciera haber una especie de dualismo o polaridad. Tiempo Natural, Tiempo Artificial. Tiempo reloj y Tiempo de Calidad.
Así es, el tiempo de calidad pareciera ser el tiempo en que no te encuentras haciendo las cosas que el reloj quiere que hagas. Por eso necesitas aprender a generar tiempo de calidad. El tiempo de calidad es tiempo del alma. ¿Cómo llegas a tu alma? Primero que todo, sólo tienes que hacer espacio para ella. Tienes que decir “¡NO! No voy a encender la televisión, por la siguiente hora” o algo así, “voy a encontrarme con mi alma. Voy a darle a mi alma un real tiempo de calidad”. Para hacer esto, tienes que ir a un lugar tranquilo y solo, siéntate ahí. Mira a la pared si lo necesitas. ¿Ves cómo tu mente vuela sin orden, casi como en esquizofrenia? Observa todos esos pensamientos. ¿Quién los piensa? ¿Qué tratan de hacer? ¡Están tratando de alejarte de estar en completa paz con tu propia alma! Para escuchar lo que tu alma tiene que decir, tienes que tener una mente en silencio. ¿Cómo puedes hacer eso?
Bueno, primero que todo, toma asiento y ponte derecho, tomando una profunda inspiración. Mientras exhalas, di a ti mismo que estás exhalando todos esos pensamientos distractores que no te dejan escuchar lo que tu alma te quiere decir. Todo lo que realmente quieres es escuchar lo que tu alma te quiere decir. Tomará quizás un tiempo, pero si continúas exhalando todos esos pensamientos que ocupan tu mente, ocurrirá.
Puedes rezar a Dios, si eso es tu costumbre. Puedes decir: “¡Dios mío! Necesito llegar a mi alma. Necesito oír lo que mi alma tiene que decirme. Señor, dame paz mental para que pueda sentir la energía Reiki”.
Por qué hablamos de todo esto... Pues porque necesitas calmar tu mente para conectarte con la energía Reiki. Necesitas aprender a disfrutar del silencio y la soledad. Muchas personas están convencidas de que la soledad es negativa. Pues la soledad es la posibilidad de estar con uno mismo... Pero muchos no se atreven a estar consigo mismos, pues para ello es necesario hacer silencio.
Aprende a aquietar tu mente. Aquietando tu mente te centras en el ahora, en el presente y el presente es eterno. Por eso estas palabras: “Sólo por hoy...”. Para realizar una sesión de Reiki, debes tener tu mente tranquila, para poder estar en contacto con esta energía sagrada que te guiará para ayudar a tu receptor.
Para aprender a tranquilizar tu mente te sugiero estos ejercicios:
Busca un lugar que te guste, en el que no haya demasiado ruido, si puede ser silencioso, mejor; siéntate cómodo, con la espalda erguida. Junta los dedos índice y pulgar de la mano derecha, formando un ojo y coloca los otros dedos por debajo del índice, como formando una ostra. Haz lo mismo con la mano izquierda. Cierra los ojos. Inspira por la nariz y exhala soplando por la boca. Mientras lo haces trata de percibir cómo se movilizan tus músculos en la espalda y en el abdomen. Observa cómo pasan tus pensamientos. No te quedes con ninguna y ve llevando tu atención hacia tu propia respiración. Si tu mente no se calma, piensa en la palabra paz, repítela mentalmente al exhalar el aire sintiendo lo que te provoca esa palabra.
Después de unas siete respiraciones, inspira y retén el aire dentro de ti el mayor tiempo posible y pide a Dios que te ilumine (puedes decir: Maestro, ilumíname), luego exhala. Hazlo muchas veces, hasta que te sientas en paz. No tienes que sentir nada, sólo respirar. No te pasará nada. Tal vez puedas tener una sensación de mareo, puede que tu cerebro se hiperventile. No te asustes. Respira más lentamente y un poco menos de aire. Cuando te parezca oportuno, termina el ejercicio y agradece por esta experiencia. Intenta hacer el ejercicio todos los días. El primer efecto que sentirás es que te relajas y empiezas a estar en armonía contigo mismo.
Hay personas que en lugar de estar concientes en el presente, están pensando en lo que ya pasó o en lo que les puede pasar. Pues eso es una ilusión, eso es una trampa de la mente. Atrévete a salir de esa trampa. Trabaja para estar presente en el presente y no perdido en los laberintos del pasado o en las incertidumbres del futuro.
Puedes planificar tu futuro y recordar tu pasado, claro que sí. Pero siempre que no te quiten del presente. Porque a veces, pretendiendo controlar el futuro, echamos mano de conductas del pasado para manipular a otros. Ten cuidado. Estate atento, vigílate, obsérvate, TÓMATE TIEMPO PARA ESTAR CONTIGO. Aprende a no quedarte “pegado” con los recuerdos de las situaciones vividas por más dolorosas que hayan sido, y tampoco a enroscarte con las incertidumbres de lo que puede llegar a pasar mañana.
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Sólo por hoy... no te preocupes.
Preocupación es una palabra compuesta: el prefijo “pre”, que significa “antes de” y “ocupación”, desarrollar una actividad. La preocupación es otra trampa de tu mente, pues sólo te preocupas en tus pensamientos. Mejor es ocuparse buscando y ejecutando la acción correcta. Además cuando te preocupas, sufres y malgastas tu energía mental, emocional y física. Y qué es sufrir. Según el diccionario: Sufrir: Padecer. Soportar. Resignar. Sufrimos porque estamos dormidos, porque no nos damos cuenta de que las cosas no son lo que parecen y de que hoy cosechamos lo que sembramos ayer.
La Física Cuántica afirma que tenemos influencia mental y espiritual sobre lo que nos ocurre en la vida. Además es antiquísimo el cocimiento sobre las leyes que gobiernan el Universo, entre esas leyes se encuentra el Principio de Correspondencia. Este Principio encierra la verdad de que hay siempre una cierta correspondencia entre las leyes y los fenómenos de los varios estados del ser y de la vida, y el antiquísimo axioma esotérico se refiere precisamente a esto y afirma: Como es arriba es abajo, como es abajo es arriba. La comprensión de este Principio da una clave para resolver muchos de los más obscuros problemas y paradojas de los misteriosos secretos de la Naturaleza. Hay muchos planos que no conocemos, pero cuando aplicamos esta Ley de Correspondencia a ellos, mucho de lo que de otra manera nos sería incomprensible, se hace claro a nuestra conciencia y nos despertamos. Este principio es de aplicación universal en los diversos planos, ya que es una Ley Universal.
Esta Ley funciona de una forma tan exacta que nada se nos da ni se nos quita si no nos corresponde por derecho de conciencia. Si nosotros pensamos mal de alguien, estamos sembrando en la mente de ese alguien y en las mentes de muchos, idénticos pensamientos malévolos con respecto a nosotros. Por eso suele decirse que la simpatía o antipatía que se genera entre las personas es mutua. Igualmente sucede con la desconfianza, el miedo, etc., y es que la palabra correspondencia significa exactamente eso: co-responder, es decir, tú mandas y te responden. Si mandas negativo, negativo te responden; si mandas positivo, en positivo recibes. El Amado Maestro Jesús nos enseñó: «No hagas a otro lo que no quieres que te hagan a ti».
Reflexiona: cuántas veces has pensado cosas que después no has dicho o no has ejecutado y te has quedado tranquilo porque nada sucedió al fin... Pero no te habías dado cuenta de que aunque pienses, eso que piensas una y otra vez toma forma en el mundo concreto. Aquello que piensas, dices y haces bien o mal, tarde o temprano se te devolverá. Construyamos un mundo feliz para todos. Recuerda que la base de todo lo existente es la mente. En el futuro, sembremos actos y pensamientos generosos que nos hagan felices a nosotros y a los demás.
La base del sufrimiento es el apego. Y apego significa un deseo negativo, un deseo que te esclaviza. En cuanto deseas una cosa compulsivamente y pones todas tus ansias de felicidad en ella, te expones a la desilusión de no conseguirla. De no haber deseado tanto que tu amigo te acoja, te contemple y te tenga en cuenta; de no desearlo tanto, no te importaría su indiferencia ni su rechazo. Donde no hay deseo-apego, no hay miedo, porque el miedo es la cara opuesta del deseo, inseparable de él. Sin esta clase de deseos, nadie te puede intimidar, ni nadie te puede controlar o robar, porque, si no tienes deseos, no tienes miedo a que te quiten nada.
Estar despierto es aceptarlo todo. Es asumir la responsabilidad de que lo que vivo hoy es el resultado de mis pensamientos, discursos y acciones de ayer. Es saber que hoy vivo lo que ayer he pensado y en aquello en lo que he estado concentrado, dándole vueltas una y otra vez. Darse cuenta es vivir la iluminación. Entonces lo aceptas todo porque lo ves claro y ya nada ni nadie te puede engañar. Es despertar a la luz.
El dolor existe, y el sufrimiento sólo surge cuando te resistes al dolor. Si tú aceptas el dolor, el sufrimiento no existe. El dolor no es inaguantable, porque tiene un sentido comprensible en donde se remansa. Lo inaguantable es tener el cuerpo aquí y la mente en el pasado o en el futuro. Lo insoportable es querer distorsionar la realidad, que es inamovible. Eso sí que es insoportable. Es una lucha inútil como es inútil su resultado: el sufrimiento. No se puede luchar por lo que no existe. No hay que buscar la felicidad en donde no está, ni tomar la vida por lo que no es vida, porque entonces estaremos creando un sufrimiento que sólo es el resultado de nuestra ceguera y, con él, el desasosiego, la congoja, el miedo, la inseguridad... Nada de esto existe sino en nuestra mente dormida. Cuando despertemos, se acabó.
El deseo marca siempre una dependencia. Todos dependemos, en cierto sentido, de alguien (el panadero, el lechero, el agricultor, etc., que son necesarios para nuestra organización). Pero depender de otra persona para tu propia felicidad es, además de nefasto para ti, un peligro, pues estás afirmando algo contrario a la vida y a la realidad. De la misma forma que un drogadicto, un alcohólico o un jugador, quien es dependiente de otro afectivamente es normalmente incapaz de librarse de esa dependencia; el “dependiente afectivo” también se siente incapaz de salir de una relación afectiva mala o destructiva.
Las frases más frecuentes que suelen escucharse en algunas personas “enamoradas” son: “Cuando él me llama no puedo decirle que no. Después, como siempre, él desaparece y siento mucha rabia por no haberle dicho que no”. “Todo el tiempo pienso en ella. No puedo concentrarme en otra cosa”. “Toda vez que pienso en terminar esta relación, entro en pánico”. “Cuando él no me llama por teléfono, tengo crisis de llanto, de angustia, insomnio, falta de apetito (o exceso), depresión y soy incapaz de concentrarme”.
Evaluemos esto también en la relación padres-hijos. Cuántas veces la “preocupación” por los hijos no es sino otra manera de manipular y generar relaciones dependientes.
Los animales desde muy pequeños se desvinculan de sus padres y normalmente, si insisten en continuar queriendo mamar más allá del tiempo necesario, logran una patada de la madre. Por otro lado, nosotros, seres humanos, somos muy frágiles y, durante mucho tiempo, somos totalmente dependientes de nuestros padres.
Llamamos simbiosis primaria cuando hay una relación de dependencia (saludable) entre la madre y el bebé, de la misma forma como ocurre con todos los seres del reino animal. Por otro lado, denominamos simbiosis secundaria cuando la dependencia (recíproca) continúa y, en muchos casos, va hasta el final de la vida. Este tipo de dependencia sólo existe entre los humanos, no ocurre lo mismo con otras especies del reino animal.
De esta forma, en la simbiosis secundaria, muchos hombres y mujeres reproducen esa relación parasitaria en sus relaciones amorosas. Entonces, si un hombre tuvo una madre posesiva, autoritaria y controladora, tiende a reproducir a nivel inconsciente ese modelo de relación, buscando mujeres con un perfil semejante al da su madre.
En el caso de la mujer, si tuvo un padre alcohólico, dependiente de la esposa, en general la hija tiende a buscar relacionarse con hombres también alcohólicos.
Necesitamos tomar conciencia. Despertarnos...
El primer paso en el proceso de poner las cosas en claro consiste para todos en traer a la conciencia nuestro drama particular de control -“farsas de control”. ¿Cómo controlamos a los demás? No podremos avanzar hasta no habernos mirado bien y descubierto qué hacemos para manipular y así conseguir energía (“combustible”).
Pero recordemos: hay una tendencia a ver estos dramas en los demás y pensar que nosotros estamos exentos de esos mecanismos. Necesitamos aprender a vernos en los demás humanos: Todo lo que admiramos en los otros es un reflejo del espejo, es decir, admiramos lo que en realidad somos. Así también lo que detestamos de los demás, no es más que un reflejo del espejo, también nos comportamos de la misma manera. Por eso es importantísimo trabajar en la aceptación de uno mismo, pues lograremos el poder de liberar y perdonar todas las cosas que nos mantienen alejados de ver la clara imagen que en verdad reflejamos. Cada uno de nosotros debe trascender esta ilusión de que es el otro y no uno mismo, hacerse responsable de sí mismo, para poder seguir adelante. Podemos encontrar un sentido más elevado para nuestra vida, una razón espiritual para haber nacido en nuestras familias particulares. Podemos empezar a poner en claro quiénes somos en verdad.
El segundo paso en el proceso de poner las cosas en claro consiste en que cada uno debe remontarse a su pasado, a la vida familiar inicial, y ver cómo se formó ese hábito. Ver su aparición mantiene nuestra forma de controlar en el nivel consciente. Siempre desarrollamos nuestros dramas particulares en relación con los miembros de nuestra familia. Una vez que reconocemos la dinámica de la energía en nuestra familia, podemos ir más allá de estas estrategias de control y ver qué ocurre en realidad.
Cada persona debe reinterpretar su experiencia de familia desde un punto de vista evolutivo, desde un punto de vista espiritual, y descubrir quién es en verdad. Una vez que lo hacemos, nuestro drama se desvanece y nuestra vida real despega.
¿Cómo es la imagen-paterna? ¿Qué representaba mi padre? ¿Cuáles eran sus puntos fuertes, cuáles sus logros? ¿Qué quiso de la vida, qué fue lo que no logró obtener? ¿Cómo es la imagen-materna? ¿En qué consistió su vida? ¿Qué quiso encontrar en este mundo, al margen del éxito que tuviera en su empeño? Somos la contradicción mamá-papá.
Hay una sola manera de encontrar el verdadero Yo. Todos debemos remontarnos a nuestra experiencia familiar, al tiempo y lugar de la infancia, y revisar lo que pasó. Una vez que tomamos conciencia de nuestro drama de control, podemos concentrarnos en una verdad superior en cuanto a nuestra familia. Una vez que la descubrimos, esta verdad puede energizar nuestra vida, ya que nos dice quiénes somos, el camino que vamos recorriendo y qué estamos haciendo. Nuestra actitud pacífica testimonia lo bien que nos conectamos con la energía.
Ahora puedes mirar más allá de la competencia por la energía que existía en tu familia y buscar la verdadera razón por la que estabas allí. ¿Por qué naciste en esa familia en particular? ¿Cuál puede haber sido el propósito? ¿Cómo y por qué fueron “heridos” los instintos de supervivencia, jerarquía, solidaridad y amor?
No somos simplemente la creación física de nuestros padres; también somos la creación espiritual. Naciste de esas dos personas (de la interacción de ambos), y sus vidas ejercieron un efecto irrevocable en quién eres tú. Para descubrir tu verdadero Yo, debes admitir que tu realidad empezó en una posición entre las verdades de ellos. Por eso naciste ahí: para adquirir una perspectiva superior (más amplia) de lo que representaban. Tu camino consiste en descubrir una verdad que sea una síntesis superior de lo que esas dos personas creían.
Otra manera de preocuparse surge cuando nos sentimos culpables, pues perdemos de vista quiénes somos. Somos chispas divinas, por lo tanto nuestra Naturaleza es el amor. La naturaleza de un rosal es dar rosas, la nuestra es amar.
El problema es que hemos crecido en un entorno que manipula con la culpa y el miedo, entre otras cosas... Tenemos miedo de no ser queridos, de nos ser amados si no cumplimos con las expectativas ajenas, de quedarnos solos. El temor a decepcionar a otras personas puede transformarse en un verdadero problema para nuestra vida. Este miedo hace que nos exijamos una perfección difícil de alcanzar. Sin embargo, lo que generalmente no pensamos es que nuestra acción diaria debería ser no decepcionarnos a nosotros mismos. ¿Cuántas veces terminamos por no cumplir con los objetivos que nos habíamos propuesto o nos desviamos de nuestras metas a causa de otras personas?
En ese caso, pasamos por encima de nuestros propios sentimientos y dejamos de lado nuestros sueños, como si ellos no tuvieran importancia. Sacrificarnos y sacrificar aquello que deseamos en función de marido, hijos, novio o novia es una postura bastante común para muchas personas. Al hacer eso, la persona se desvaloriza y actúa como si los sueños y objetivos que cultiva valieran menos o pudieran esperar, quien sabe, para ser concretados algún día. Visto que el futuro es apenas una hipótesis y que solamente existe el momento presente, debemos reflexionar seriamente sobre el hábito de postergar la conquista de nuestros deseos más profundos. Muchas veces la vida no podrá darnos una segunda chance.
Eso no es, en absoluto, una postura egoísta o individualista ante la vida. Se trata, eso sí, de no anularnos en función de nadie, para que un día no le echemos en cara a los demás la no realización de nuestros sueños y nuestra consecuente frustración.
Mantener siempre presente en nuestra mente cuáles son las metas que deseamos alcanzar o lo que necesitamos para ser felices, es una forma eficaz de no abdicar de nuestra vida para satisfacer las exigencias de los demás.
Es importante encontrar el punto de equilibrio entre nuestras necesidades y las de aquellos con los cuales convivimos, sin tener siempre que dejar de lado o hacer concesiones respecto a nuestras propias elecciones.
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Sólo por hoy… no te enojes.
Nosotros somos responsables de todo lo que sucede a nuestro alrededor. A través de nuestros pensamientos, emociones y palabras, creamos situaciones a lo largo de nuestra vida que podrán ser destructivas o constructivas. Todos los acontecimientos en nuestras vidas hasta este momento fueron creados por los pensamientos y creencias que tuvimos en el pasado, pensamientos que usamos ayer, la semana pasada, el mes pasado, el año pasado o hasta en otras existencias. Y lo que pasó no puede ser modificado. Pero, lo importante, es lo que estamos eligiendo pensar ahora, porque el pensamiento sí puede ser modificado, pues todos los estados mentales negativos actúan como obstáculos para nuestra felicidad.
La rabia, por ejemplo, es uno de los mayores obstáculos para alcanzar el estado de libertad interior, que es donde reside la felicidad. La ira es tenida como la más terrible de las emociones, porque perturba nuestro discernimiento, nos causa incomodidad y logra devastar nuestras relaciones afectivas con la fuerza de un huracán, que aplasta o hace volar por los aires todo lo que se interpone por delante. Algunos estudios comprueban que la rabia, la furia y la hostilidad son perjudiciales para el sistema cardiovascular, causando aumento de colesterol, presión alta y hasta muertes prematuras. Estos sentimientos destructivos, cuando brotan dentro de nosotros, acaban dominándonos de tal forma que destruyen nuestra paz mental y por eso son correctamente considerados como nuestros enemigos internos. Esos enemigos internos sólo tienen una función, la de destruirnos y muchas veces envolver también a quienes están a nuestro lado. Este es el único objetivo. Nuestra presencia de espíritu desaparece, nos sofocamos y perdemos la capacidad de distinguir qué es correcto o incorrecto, y ahí, somos lanzados a un estado de confusión tal que agrava aún más nuestros problemas y dificultades. Todos ya sabemos que cuando eso sucede, nuestra tensión aumenta, aumenta también nuestro nerviosismo, nuestra fisonomía se transforma, y emanamos una vibración tan hostil que todos se apartan de nosotros, incluyendo a nuestras mascotas. Tampoco nuestros ángeles guardianes soportan nuestra vibración hostil, ellos deben apartarse un poco de nosotros. Pero no nos abandonan, pues a la distancia nos irradian un flujo de paz, amor y armonía. Pero cuando estamos muy enojados podemos, incluso, transformarnos en autores o víctimas de crímenes tremendos. Este enemigo es tan poderoso que puede actuar sólo unos instantes o pasar de generación en generación. En algunos casos sentimos rabia con personas que ya han muerto hace mucho tiempo y así el enemigo interno continúa activo con toda su fuerza. En otros casos mantenemos la rabia ante desastres financieros o relaciones que ya se han terminado hace mucho tiempo. (Es como una “auto-tortura mental”, pues seguimos reviendo una y otra vez la situación, lo que nos dijeron, lo que dije). Existen también sentimientos de rabia que no logramos detectar de dónde surgen ni ante quién o qué sentimos rabia; esos sentimientos están registrados en otras vidas y generalmente es necesario hacer un trabajo de perdón y liberación para con todas las almas involucradas. Todos queremos acabar con la ira: queremos esconderla bajo la alfombra y actuar como si fuera algo malo. Actuamos como si se tratara de vegetales podridos, queremos deshacernos de ella y enterrarla en el jardín como si no sirviera a ningún propósito. Pero debemos comprender que tanto el miedo como la rabia tienen un propósito. Si te permites expresar y experimentar tus miedos, que te podrían ayudar a expresar la rabia, aprenderías algo. Cuando intentamos huir desesperadamente del miedo y de la rabia, y tememos a estos sentimientos, debemos prestar atención, porque hay algo importante que aprender a través de estas emociones. Son técnicas que te hacen romper tus fronteras personales de identidad y comportamiento; y, sencillamente, te da miedo experimentar esto.
La mayor parte del tiempo, lo único que te importa es ser aceptado. Sientes que nadie te querrá si haces ciertas cosas de cierta forma, de manera que no te das permiso de tener esos sentimientos. Esto es lo que provoca la rabia. Sientes rabia porque juzgas lo que puedes y lo que no puedes hacer. El que se enfada es porque tiene miedo. Nosotros huimos de los enfados porque provocan nuestros miedos y, a la vez, nos ponen violentos. Nos asustamos de la agresividad porque despierta nuestra propia agresividad. Nos defendemos no por justicia, sino por miedo. Pero si no te permites sentir, no puedes aprender. Los sentimientos te conectan con la vida. Necesitas darte cuenta del dolor, de la aflicción o del desasosiego que sufres y cuál es el motivo; de dónde sale en verdad, ese sufrimiento. Si te sientes molesto, darte cuenta en seguida de ello, y de dónde nace este malestar. (Si dices que estás molesto porque alguien se ha portado mal contigo, no se puede entender que tú te castigues porque otro se comporta mal. Tiene que haber otro motivo más personal y escondido. Obsérvalo.) Darte cuenta de que el sufrimiento o las molestias se deben a tu reacción ante un hecho o una situación concreta y no a la realidad de lo que está ocurriendo. (Si vas a ir al campo y llueve, el enfado no está en la lluvia -que es la realidad-, sino en tu reacción porque se han contrariado tus planes.)
Solemos echar la culpa a la realidad y no queremos darnos cuenta de que son nuestras reacciones programadas las que nos contrarían. Tenemos unos hábitos inculcados, que funcionan como una maquinita automática: a tal pregunta, tal respuesta; a tal contrariedad, tal reacción. Y funcionamos como autómatas. La cultura nos inculca unas leyes rígidas, cuya única razón es que así se ha hecho siempre. Y con esta razón tan endeble somos capaces de matarnos por defender: honor, patria, bandera, raza, familia, buenas costumbres, orden, ideales, buena fama y muchas más palabras que no encierran más que ideas sin sentido real, que nos han inculcado como cultura. Y lo mismo ocurre con las ideas religiosas.
Lo importante es el ser, y no el figurar. La verdad es que estamos tan metidos en esa programación que actuar con claridad de percepción, desde esa cultura, casi parece un milagro, y más si pretendemos reaccionar sin disgusto. Hay que despertarse antes para comprender que lo que te hace sufrir no es la vida, sino tus alucinaciones, y cuando consigues despertar y apartas los sueños, te encuentras cara a cara con tu libertad y con la verdad gozosa.
La vida es, en sí, un puro gozo y tú eres amor-felicidad como sustancia y potencial para desarrollar. Sólo los obstáculos de la mente, sus trampas, te impiden disfrutarla plenamente. Son las resistencias que pone tu programación lo que te impide ser feliz. De no tropezar con tu resistencia, ¿dónde estaría el dolor? Habría una armonía en ti, igual a la que existe en la naturaleza. Más aun, pues tú eres rey de esa naturaleza y dotado de una sensibilidad para captar la bondad, la felicidad y la belleza, que te hace creativo y capaz ya, no sólo de ser feliz, sino de dar amor-felicidad a manos llenas.
Con sólo observar todo esto, ya estás dando un paso para tu despertar. Todo depende de tu reacción, y ésta depende de tu programación; y si eres capaz de observar esto y comprenderlo, ya tendrás bastante.
No enjuicies nada, sino comprende el porqué y el lugar de las cosas. La felicidad no es el resultado de nada. Ella es, en sí misma, y la descubres cuando te libras de todo juicio y añadidura. Cuando quieres arreglar las cosas, metes en ellas tu programa, tu apego, y lo estropeas todo. Entra solo en la realidad. No te apegues, ni siquiera a la liberación, porque ella no es aprensible, no se deja apresar, y lo que harás es crearte otras cadenas, otra esclavitud. Sólo tienes que ver las cosas como son.
Las cosas sólo serán cuando deban ser, por mucha prisa que te des. La realidad no es algo que se pueda forzar ni comprar. Se trata de ver la realidad tal como es. Lo cierto es que ya estás en ella, siempre lo has estado, pero la buscas, como aquel pez que iba loco buscando el océano y ya estaba en él. Lo único que no te deja es tu programación y tus exigencias.
Nadie hace el mal sin una justificación. Es la justificación la que lo engaña. Nadie se daña a sí mismo conscientemente, sino inconscientemente. El que hace el mal es un loco que no merece castigo, sino cura. No se puede condenar al que peca, sino el pecado, que es un error. Las acciones pueden ser malas o buenas, y siempre dependerá de la madurez y cordura del que las cometa. No puede llamarse malo al que comete actos equivocados creyendo que los hace bien, o al que hace eso compulsivamente, defendiéndose de peligros que sólo están en su imaginación. Ése es un ser dormido al que hay que despertar, o un enfermo al que hay que curar. Nadie hace las cosas malas adrede, fríamente, por maldad, por la sencilla razón de que el componente sustancial de nuestro ser es el amor, la bondad, la felicidad, la belleza, la inteligencia como luz de la verdad. Si esta sustancia está ahogada por los miedos, por el sufrimiento, la única solución es sacar lo que estorba.
Las cosas se observan para ver la verdad que hay detrás de las formas con que se cubren. Uno puede tener en la mano un papel sucio creyendo que es un cheque de mucho valor. Si lo haces renunciar a él o se lo quitas antes de que descubra su valor real, esa persona siempre estará creyendo que le quitaron algo de valor y se comportará como un ser estafado, engañado, despojado, y sus reacciones serán de autodefensa. Así nunca despertará a la realidad. Primero habrá que despertarlo y luego él mismo será el que tire el papel sucio, riéndose del engaño en que estuvo metido. Y entonces sí quedará liberado.
Y si renuncias voluntariamente a algo, creyendo que es un valor y que has hecho un sacrificio con ello, siempre te vanagloriarás de lo que has hecho y pedirás aprobación y admiración de los demás. Pero si antes despiertas y comprendes que en esa renuncia tuya no hay nada de valor, que lo que has hecho es buscarte a ti mismo, ¿cómo te vas a vanagloriar de renunciar a algo que no servía para nada? Al contrario, te sentirás bien por haberte liberado de algo que te impedía ser más tú mismo. Pero además, entonces, comprenderás con humildad a aquellos que aún se sienten apegados a lo que tú ya has renunciado por estar despierto. Entonces, la rabia puede ser un sentimiento constructivo cuando la utilizamos para detectar lo que está dentro de nosotros como un enemigo y desde eso, observar nuestros egoísmos, nuestras críticas, nuestras quejas, nuestra falta de fe, sentimientos de culpar a los otros por nuestros errores, etc. etc. Ahí debemos usar la fuerza de la rabia para destruir esos sentimientos que habitan nuestra alma y nos impiden que nuestra vida y la de todos aquellos que de ella participan disfruten de alegría, paz y amor. Para conseguir dominar esos enemigos internos tenemos algunas herramientas que son accesibles para todos:
- Ejercitar la paciencia, la tolerancia y el perdón.
Cuando somos realmente pacientes, tolerantes y dominamos nuestro egoísmo, el perdón surge espontáneamente, y como en un pase de magia, se vuelve un detergente poderoso que limpia nuestra alma totalmente.
El simple hecho de decirnos a nosotros mismos que estamos dispuestos a ejercitar esas tres virtudes da inicio al proceso de cura, para que nos liberemos de un pasado próximo o distante, perdonando y pidiendo perdón. (Cuando algún sector de nuestra vida no va bien, podemos tener la seguridad de que se trata de falta de perdón).
Partiendo del principio de que todos los males tienen origen en un estado de no-perdón, todo comienza a cambiar cuando nos perdonamos: nuestro cuerpo funciona mejor, nuestras finanzas mejoran, nuestros amigos, parientes y familiares nos redescubren, y renacemos a una existencia nueva y nos damos cuenta de la inutilidad que fue mantener aquellos sentimientos durante años o hasta de una vida a otra. Puedes confiar absolutamente en que cuando tú quieres, el Universo y la Voluntad Divina conspiran a tu favor.
Entonces, si podemos obtener milagros y más milagros, vamos a limpiar el pasado de nuestras mentes y almas, desprendiéndonos de ese vínculo emocional ligado a la rabia y otros sentimientos, porque los mayores perjudicados somos nosotros, ejercitando el Perdón hacia nosotros mismos principalmente. A medida que vamos desprendiéndonos de la rabia, nos hacemos libres, liberamos a los demás y comenzamos a disfrutar el presente intensamente alegre para vivir un futuro mejor.
No olvides que el enemigo está dentro de ti y que tú no eres responsable por la vida y las elecciones de nadie, ni nadie es responsable de tu vida y tus elecciones.
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Sólo por hoy… sé agradecido.
Muchas personas piensan que tienen muy poco, o nada, que agradecer. Sin embargo, las palabras de agradecimiento son una caricia para el alma. Estamos acostumbrados a ver la mitad de la copa vacía y ni siquiera observamos la mitad de la copa llena. Siempre con actitudes de “me falta...”.
Cuando aprendemos a agradecer todo, aún aquello que consideramos “negativo”, nuestra vida se llena de Luz. Porque tomamos conciencia de que cada cosa ha sucedido y sucede para que aprendamos.
Agradezcamos todo. Como dice el Maestro Serapis Bey en “Un Manual para la Ascensión”: “Una vez que se sientan agradecidos con la "impresión" o con la experiencia de vida que tienen, aunque sea algo muy grande, por ejemplo, un incesto o una violación, estarán libres. Sentirán un profundo aprecio, a la altura del alma, hacia ustedes mismos y hacia las demás personas, por haberles sido de servicio bajo circunstancias tan retadoras. Semejante servicio exige un amor y compasión grandiosos. Y recuerden: no existen víctimas sino sólo co-creadores. Ustedes diseñaron la naturaleza de sus "impresiones" y les pidieron a los demás que se les unieran en el juego.”
Querid@ reikista, pasa del pedido al agradecimiento y verás cómo se modifica tu vida. Agradece incluso a los que consideres tus enemigos. Da siempre las gracias y sé cordial con todos los seres creados (hermanos humanos, plantas y animales).
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Sólo por hoy… honra a tus padres, a tus maestros y a tus mayores.
No hay que agregar nada más a este principio. Sólo respetándote y respetando a otros lograrás ser un buen canal de esta energía sagrada.
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Sólo por hoy… gánate el pan honradamente.
Muchas personas piensan que toda actividad ligada al ámbito espiritual debería ser gratis. Pues desde cierto punto de vista es así. Reiki, por ejemplo es una energía que está disponible para tomarla y pasarla a un receptor. No se puede “cobrar” la energía Reiki. Pero sí debemos hacer un intercambio con el receptor para completar el círculo energético. Por eso es recomendable que el receptor dé algo a cambio de la sesión de Reiki. Ese “algo” a cambio puede ser dinero, un servicio a favor del canal, o un servicio al Universo. Debemos ayudar a tomar conciencia que los círculos energéticos deben cerrarse. Pero, también es cierto que muchos han hecho de Reiki un gran comercio, cobrando precios exorbitantes. Muchas veces, la tradición que circula en Occidente, basada en lo que el Dr. Hayashi le dijo a su discípula Takata, es lo que manifiestan muchos Maestros y reikistas. Lo cierto es que precio y valor son conceptos diferentes y no siempre el primero manifiesta expresamente al segundo.
El trabajo dignifica a las personas, tanto al que realiza el trabajo como a quien recibe sus beneficios. Por eso, querid@ reikista, si haces del Reiki tu medio de vida, ten en cuenta que a veces no obtendrás dinero como retribución por tu servicio. Aprende a ser agradecido con lo que el Universo te ofrece como retribución y trabaja con ahínco para conseguir otros medios económicos que te permitan el servicio Reiki para quien lo necesite y no tenga “dinero” para “pagarte”.
LOS CANALES INSTRUCTORES


DIEGO BLANCO:
Desde los 20 años entrega su vida al trabajo en amor para la Luz de Dios y el adelantamiento de la raza humana y la Madre Tierra.
Profesor en parapsicología científica, espiritista, terapeuta y maestros de técnicas holísticas, operador de diversas mancias, numerología, control mental, chamanismo, clariperceptivo y médium de nacimiento. Guerrero de Luz. Estudioso de religiones, sectas, magia, ocultismo y demonología para la aplicación de la Luz de Dios en la desarticulación de dichas prácticas y manifestaciones. Auxiliar en kinesiología, masajsta, maestro de canto. Siempre en continua capacitación y crecimiento en la espiritualidad, el autoconocimiento y la salud integral y en trasmutación constante tratando de ser más luz cada día, en unidad y amor en el Padre Eterno.
ENCARNACION de LOURDES TORRE:
Dedicada desde hace más de 30 años al camino espiritual, incursionando en la práctica de la meditación, la clariaudiencia y la clarividencia. Desde hace 15 años se dedica a la docencia y trasmisión de diversas técnicas energéticas. Auxiliar en Psicología de Adultos, poetiza amateur, dedica su vida al sendero del autoconocimiento.
REIKI PLEYADES es una técnica registrada por lo que solamente los maestros autorizados tienen las herramientas, activaciones, material y condiciones legales para trasmitirla.